Vamos a la Opera, estas preparado?
Nueva York tiene muchas caras, ir a la Opera es para mi de las más afiladas. Te vas a cortar seguro, porque la Opera va a penetrarte siempre, y decirte algo muy íntimo y delicado de tu propia existencia, en cualquier momento, o en todo momento. Hasta ahora no he visto una producción que no me haya impactado. Se disfruta cada minuto y al final es como haber ido al psicólogo en un ambiente rodeado de belleza y arte.
Junto a la música de algún genio inmortal estará siempre un apasionado conductor y una gran orquesta. Allá atrás un escenario extravagante y voces con eco en la via láctea, después de todo es Lincoln Center, qué más de puede esperar.
Esta semana corrí con suerte con un "Company Ticket" y a eso de las 7 y media el lunes ya estaba metida en un lago helado escuchando el canto enamorado de "Rusalka", esta criatura mitológica no corrió con suerte, porque hay historias de amor que se complican y terminan mal. al final no son todos cuentos de hadas, lo que abundan son realidades; hombres y mujeres que en algún momento quedan solos, devastados, asumiendo más que sus errores, lo que son; algo inevitable. La ópera te lo muestra todo, y así, entre el lago, el castillo, la fiesta... uno se reconoce, yo he estado aquí o allá, yo he sentido esto o aquello, y es allí donde aparece la espada que se te clava de repente! ponerle la lupa supone un maravilloso ejercicio intelectual.
Al final Rusalka es un cuento de hadas muy moderno, o algo así como un Sex and the City de 1900.
Bravo la orquesta
Bravo la producción
Bravo Dvořák, por supuesto.